BIOGRAFIA DE CARLOS VIVES

Nació el 7 de Agosto de 1961, en Santa Marta, departamento del Magdalena, Colombia. Signo Leo. Sus tres hermanos son:
Luis Francisco, Guillermo y Juan Enrique.
Guillermo es actor (entre sus papeles lo recordamos como Bernardo, en la telenovela "Café con aroma de mujer") y también es músico.
Hizo el preescolar en el Colegio Divino Niño. Alli fue monaguillo o acolito. Sus estudios primarios los cumplió en el colegio Ateneo Moderno de Santa Marta. Cursó en la Universidad Jorge Tadeo Lozano de Bogotá la carrera de Publicidad. Se especializó en Producción de Televisión. Sus lecturas favoritas son de todo un poco, desde comics pasando por las novelas de Gabriel García Márquez a muchas crónicas periodísticas, el humor de autores locales e internacionales y lo que llegue a su mano.Se casó con Herlinda Gómez,
nacida (5 de Abril 1972)en Mayagüez, Puerto Rico . Tuvieron dos hijos: Carlos Enrique y Lucía.Se divorció recientemente.

En el año ’93 Amistad sorprendió a la industria discográfica con un trabajo que cambió el panorama de la música colombiana y por ende latinoamericana. Fueron aquellos CLÁSICOS DE LA PROVINCIA, canciones tradicionales de la llamada música Vallenata (música de acordeón de las provincias del Caribe colombiano), que Carlos aprendió desde muy niño y que ya habían sido grabadas en un sin número de ocasiones por diferentes intérpretes, entonces ¿qué hizo diferente el proyecto musical de Amistad?
En Carlos se conjugaban una serie de factores que comenzaron a dar forma al “suceso” que ha sido su proyecto musical desde el principio: Santa Marta, la ciudad donde vivió hasta los doce años es uno de los lugares más diversos del mundo, tanto cultural como geográficamente, flanqueada al norte por el Mar Caribe, llamada en sus orígenes “La Nueva Andalucía”, e influenciada por parentesco con Cuba y las islas grandes del Caribe; al Oeste, con la populosa ciudad de Barranquilla, con su historia maravillosa a orillas y al final del Gran Río de la Magdalena, el cual ha sido el encargado de llenar con su caudal de tradición mestiza, el carnaval de la ciudad; al Este con el gran desierto de La Guajira, territorio de la cultura nómada de los Wayúu, por quienes Carlos siente gran simpatía y respeto y en su familia se ha mantenido una estrecha relación con la región; al Sur, con la progresista ciudad de Valledupar y las provincias de Padilla, la ciudad está protegida por la Sierra Nevada de Santa Marta, el sistema montañoso costero más grande del mundo, con una depresión sólo comparada a la del Himalaya, y que a su vez es territorio de los Ikas y los Koguis, representativos de las culturas nativas americanas que han hecho un gran aporte a la música popular colombiana.
Ese era el entorno de Amistad, sus primeras fuentes, pero fue en Bogotá, la capital en las sabanas de Los Andes, a donde Carlos fue a vivir a los doce años y donde descubriría los otros elementos que darían forma definitiva a su proyecto, el que además abrió para la industria de la música local, nuevos caminos y en especial para muchos de los nuevos artistas colombianos. Fue allí, en la Bogotá del frío y de la niebla donde expandió su panorama musical, y aunque en sus primeros tiempos como cantante de baladas son algunas las cosas que se puedan rescatar, desde aquellos años, ya en su interior, se estaba gestando la búsqueda de un nuevo sonido más autentico y verdadero para la llamada música comercial.
“Cuando uno ha sido galán de telenovelas, la industria lo encasillaba a uno en las baladas (no tengo nada contra las baladas, pero a veces son patrones muy copiados), pero las historias para la televisión, de las que formé parte, fueron en general costumbristas dentro de nuestra novelística local, por ejemplo Escalona, que era la historia del pueblo vallenato y de un hombre compositor de la región, fue una producción musical que me ayudó a redescubrirme como músico colombiano y a orientar de una manera definitiva mi proyecto musical”.
Por su admiración y amistad por la banda de rock bogotana “Distrito Especial”, conformada por Bernardo Velasco en las guitarras, Carlos Iván Medina en los teclados y Einar Escaf en la batería, Carlos encontró la puerta de acceso para conocer ese pequeño universo que ya era la música local. “Era una nueva corriente de música colombiana, de patrón urbano, no fueron los primeros pero tenían algo que los hacía diferentes, trabajaban en algunas de sus canciones patrones de la música tradicional, (hacían Blues con la Cumbia y Cumbia con el Blues) pero no de manera convencional, en sus guitarras, teclados y batería habían codificado un rock propio”.
Pero Distrito Especial no estaba sólo, Carlos también trabajó con el apoyo siempre incondicional de Ernesto “Teto” Ocampo, Tito Ocampo, Iván Benavides, Lucía Pulido, Richard Blair, Bernardo Osa y Gilbert Martínez, algunos de ellos conformaron su banda en aquellos primeros años. “A veces parecemos diferentes pero somos iguales, con mi banda quiero ser parte de la música de mi país, que nuestros viejos músicos y compositores: Alejo, Leandro, Luis Enrique, Lucho Bermúdez, Los Corraleros, Los Gaiteros, el maestro Morales, Barros, Peñaranda, Salcedo, Galán, estén tranquilos y sepan que su trabajo y dedicación no ha sido en vano”.
Con la convicción de que la Cumbia del Río Magdalena era la base para todo, “el Vallenato es el hijo de la Cumbia y hermano del Porro, música de las sabanas de Córdoba y Bolívar y así sucesivamente”, dice.
Tendría que probar esos patrones descubiertos en la música tradicional que lo habían hecho famoso. Aunque al principio despertó dudas por parte de la industria y burla de algunos amigos, disco tras disco Carlos ha demostrado la profunda conexión que mantiene con su país y con su público en todos los rincones del mundo.
LOS CLÁSICOS DE LA PROVINCIA, el álbum que puso a Colombia en el mapa de la música, con su “Gota Fría”, la de Emiliano Zuleta, que afianzó la música colombiana en España y que abarrotó hasta las banderas las plazas de toros de la madre patria y puso a Amistad y La Provincia (su banda musical) en la mira de las grandes compañías discográficas. LA TIERRA DEL OLVIDO, uno de los álbumes más recordados, en donde canciones como “Pa’ Mayté”, todavía están en la programación de las emisoras más populares, el disco en donde Carlos le dice a su público: “lo de la música local va en serio”.
TENGO FE, tal vez su experimento más interesante, ha sido uno de sus discos más íntimos y al mismo tiempo el menos vendido, pero como él dice, es el que más le ha enseñado a crecer musicalmente. Y aunque nunca es tarde, pienso yo, las seis nominaciones recibidas por el álbum EL AMOR DE MI TIERRA, un premio Grammy americano y dos premios Grammy latinos con el álbum DÉJAME ENTRAR, entre otros, han sido un espaldarazo y una motivación para el artista colombiano, quien en los últimos diez años ha dado mucho de que hablar, no solo por su proyecto musical exitoso sino por ser recordado como uno de los artistas más carismáticos y cariñosos con la prensa y el público en general, con ese atractivo que lo ha hecho popular entre las mujeres y lo ayudó a convertirse en uno de los actores más recordados de la televisión de su país.
Hoy Amistad nos presenta EL ROCK DE MI PUEBLO, a mi parecer un álbum de factura impecable en todos sus aspectos, desde el concepto y el diseño gráfico, pasando por cada una de las canciones, donde Carlos demuestra su madurez como compositor, escribiendo todas las piezas del álbum; historias y letras sencillas y profundas, canciones bien escritas, sin aspavientos ni pretensiones, que muestran una vez más el compromiso del artista con su tierra y su pueblo.

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