Para empezar desde que supe que estaba embarazada, no se si era la inmadurez o la edad pero yo era la mamá más orgullosa del mundo, cada que caminaba por algún lugar la gente volteaba a verme y yo sentía que pensaban “mira tan chiquita y va a tener un bebe”; me imagino que la gente mayor pensaba que irresponsabilidad tan chiquita y traer al mundo un bebe. El día de mi parto yo andaba en el cine y después fuimos a comer tacos (ya que mis antojos fueron los tacos de machaca, carne asada y el hielo), pero una noche anterior estuve en casa de mi hermana, por mi comportamiento y síntomas según la experiencia de ella yo ya iba a dar a luz y me llevó al seguro social, en ese momento yo me enoje porque no me sentía mal, pero cuando me reviso el doctor me dijo que me tenia que quedar porque ya estaba por nacer mi bebe. Yo me sentía tan bien que me la llevaba bromeando y contando chistes con los doctores hasta que di a luz a las 11:45pm del 5 de enero de 1979 pesando 3.400 Kg. y midiendo 53 cm. Ya casi me lo traían los reyes magos. A los 9 meses le di a probar la yema de huevo en leche con chocolate, después lo acosté y me fui a cocinar, cuando regrese a ver como estaba lo encontré convulsionado por el huevo que le había dado, salí corriendo a la calle con el en los brazos parando carros y el primero que quedo a mi alcance le pedí que me llevara al seguro social, el señor me miraba tan asustada que creyó que estaba mal de la cabeza ya que veía que no paraba de llorar. Llegamos al seguro y sin pedir permiso entre a la sala de emergencias y puse en las manos del doctor a mi bebe; por un momento pensé que se me había muerto, pues salio la enfermera y me entrego su ropita. Se quedó internado por varios días gracias a Dios no paso a más. Otra anécdota fue un día que llegué a la casa con él en la noche y lo puse en su cuna, después empezó a llorar y al ir a ver que le pasaba me di cuenta que la cuna estaba llena de hormigas. Desde chiquito era un niño muy simpático y con mucho ángel porque toda la gente se le acercaba, de hecho su niñez no fue como los otros niños porque tenía la responsabilidad de cuidar a su hermanito y creo que a consecuencia de esto se le formó un carácter responsable y formal. Al ver los episodios de la novela “Dos chicos de cuidado” me hacen recordar su adolescencia porque sus papeles son muy parecidos a su forma de ser en aquellos tiempos. Pasando ya a la secundaria lo invitaban a cantar como solista en eventos y así fue como formaron un grupo de rock, el y cinco compañeros más, presentándose en el Teatro del Estado. Después cambiaron a la música grupera porque era lo que se empezaba a poner de moda. Más adelante se separo el grupo quedando el como solista aceptado muy bien por la gente (como lo comento Raúl en el programa de “Con un nudo en la garganta”). Nunca se me olvida el día que me platico Raúl que su abuelo le prometió pedirle el favor a un amigo para que entrara al camerino del Señor Vicente Fernández. Un día al terminar Raúl de cantar en las Fiestas del Sol, se acercó al camerino, como su abuelo se lo prometió un día. Donde al cruzar unas palabras con tan importante persona en el medio artístico, le dijo: “así es que cantas…” mientras le temblaban las piernas y se le iba la voz a Raúl de los nervios. Por suerte también recibió más que un regaño un consejo, comentándole que un charro nunca debe andar sin moño y sombrero. Ya que al terminar de cantar se los quito para guardarlos en el carro. Inmediatamente después de estar en el camerino Raúl, tomo en cuenta el consejo y rápidamente fue a ponerse el moño y su sombrero, logrando así poderle cantar en el camerino una canción de Javier Solís con su mariachi; obteniendo como respuesta del Señor Fernández una felicitación por cantar muy bien y por haberle hecho recordar cosas de su pasado, ahí aprovecho Raúl para decirle que iba a estar en su show, en donde el señor Vicente Fernández cantando en el palenque, detuvo el mariachi para invitarlo a cantar. Recuerdo siempre el entrar y salir de Raúl de la casa todo el día, nada mas escuchaba “mama ya llegue” y el “ya me voy” siempre tan apurado y trabajador, si no andaba con el uniforme de maestro de educación física era con el traje de charro o según la vestimenta que necesitara según el evento al que tuviera que asistir, eran tantas sus actividades que yo le decía que se iba a enfermar, pero esto no le preocupaba a el ya que se daba hasta el tiempo para ir al karate y al grupo de los gatos negros. Antes de que fuera maestro de educación física trabajaba vendiendo tacos, chocolates, lentes o en el restauran de su abuelo, así fue su vida hasta hacer el casting de la Academia teniendo la gran oportunidad de pertenecer a ella. Cuando paso lo del casting el ya estaba preparándose para titularse y un día antes del examen profesional se sentó muy triste y me dijo: “ mamá yo creo que no me van a hablar para lo de la Academia porque no he tenido noticias” y yo le conteste ahorita no pienses en eso porque mañana tienes tu examen y fue ahí mismo cuando termino su examen donde le dieron la noticia de que había quedado seleccionado en la academia; esto ni yo lo sabia puesto que los cómplices eran su tío Reinaldo, su hermano Erick y el director de la Universidad quienes prepararon la sorpresa, a el y a toda la familia. Yo como madre me siento muy orgullosa de tener un hijo tan responsable y que a pesar de haber crecido solo, nunca me dio un problema, ni mucho menos de algún vicio, aunque eso si nunca le falto el consejo de sus abuelos. Gracias a dios se fue por el buen camino. Agradezco a todos ustedes por el cariño y apoyo que tienen hacia el, sigan queriéndolo y mándenle muchas bendiciones.
Cuando tenía un año dos meses, yo estaba lavando y se me desapareció Raúl por media hora, lo que duró mi angustia; lo busque por todos lados con la ayuda de los vecinos y hasta la policía. Pero una persona fue quien me dijo a ver visto un zapatito debajo de la cama y era él ya que se había quedado dormido queriendo sacar un juguete. A los tres años quería ayudar a volar a un patito, y le enredó una piola (cuerda) en el pescuezo y fue a decirme que el patito no “vola” (queriéndome decir que no volaba) poniéndolo en el suelo. Recuerdo que no podíamos ir de visita a ninguna casa porque me daba pena que luego se iba a los refrigeradores buscando plátanos para comérselos pues le gustaban mucho.
Otra de las cosas curiosas de su niñez, fue el gusto por la cantada al regalarle un disco de Pedrito Fernández, y cada vez que lo escuchaba brincaba de sillón en sillón. Después al poner yo a Pedro Infante, Javier Solís y Vicente Fernández empecé a notar que le agradaban sus canciones ya que las ponía muy seguido. Durante el jardín de niños destacó cantando con otros compañeritos, incluso también en los festejos del día del cartero o en cualquier evento que íbamos se perdía, y cuando menos pensaba lo estaba anunciando el mariachi que iba a cantar, así como preguntaban ¿dónde están sus papás?, dándole la oportunidad de cantar la de la “mochila azul” la cual era su fuerte aunque cantaba otras.
Como no nos encontrábamos muy bien económicamente no podía comprarle los juguetes que estaban de moda, por lo que el mismo se hacia sus propios juguetes por medio de martillos, serruchos, clavos, hilo, agujas, entre otras cosas; y si era imprescindible también la maquina de coser. Lo que si el nunca se quedaba con las ganas de alguno. En cuestiones de fiestas le gustaba hacerse el mismo sus propios disfraces aunque también se los hacia a su hermano Erick, siendo que para Erick, Raúl era como su papá llamándolo “Rabulito”. Raúl siempre estaba ahí al pendiente de lo que necesitara aunque también lo regañaba, de hecho hasta la fecha sigue siendo como su papá.
El tenía ganas de comprarse un carro y como yo trabajaba en el campo y me iba muy bien quería irse conmigo a trabajar, pero yo nunca quise, porque no quería que terminara como yo sin una carrera. Un día me convenció y me lo lleve por un mes. Recuerdo que durante el descanso vendíamos tacos, churritos, sodas y cosméticos, el me ayudaba con una parte y yo con la otra y me dijo: “mamá como trabajas duro, tu pídele a dios que alguien me escuche en esta vida y si alguien me da la oportunidad te voy a sacar de trabajar y te voy a comprar una casa con alberca donde tu quieras” el solo hecho de saber que mi hijo se diera cuenta de cómo trabajaba con eso me bastaba. Me dolía mucho ver a mi hijo trabajar igual que yo, pero el saber los sentimientos que tenia hacia mi me daban mas fuerzas para seguir trabajando.
Cuando salio de la Academia y que vino a Mexicali por primera vez, en la cena de Navidad me abrazo y me dijo “No te entrego un regalo porque nomás te lo tengo que decir… ya no vas a volver a trabajar en el campo, gracia a dios me empieza a ir bien y la promesa que te hice hace seis años te la vengo a cumplir y quiero que de hoy en adelante tus actividades sean como mamá, que cuides a mi abuelita, a mi hermano y que vayas con el doctor”.
BIOGRAFIA DE RAUL SANDOVAL
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