ANTENCIONES IMPRUDENTE Y FRIVOLA A MUJERES


  • Atenciones

  • Los ángeles de Dios observan el desarrollo del carácter. Ángeles del Señor pesan el carácter. Si Ud. confiere sus atenciones a quienes no las necesitan, dañará a quienes las reciban, y al fin recibirá condenación en vez de recompensa. Recuerde que, por su conversación frívola, Ud. desciende al nivel de los caracteres livianos, y anima a quienes participan de ella a transitar en las sendas de la perdición. Sus atenciones imprudentes pueden llegar a ser la ruina de sus almas. Y por ellas, degrada la concepción que las personas pueden formarse de lo que constituye la vida y el carácter cristianos. Les produce una confusión de ideas que nunca podrá ser borrada.

    El mal que así puede producirse en las personas que necesitan ser fortalecidas, refinadas y ennoblecidas es, a menudo, pecado para muerte. Esas personas no pueden asociar tales hombres con las posiciones sagradas que ocupan. Los ministros y los oficiales de la iglesia llegan a ser considerados como si no fueran mejores que ellos. Entonces, ¿dónde está el ejemplo que deberían dar?

    La norma pura de Dios.-

    Dios requiere de todos los que declaren ser cristianos, que eleven la norma de justicia y se purifiquen así como Cristo es puro. . . La pregunta es: ¿Seremos, realmente, cristianos bíblicos? ¿Desatenderemos la más clara instrucción que nos da la Palabra de vida, y erigiremos una norma falsa por la cual mediremos nuestros caracteres? ¿Es, acaso, esa manera digna de confianza para que la practiquemos? Cuando nos rendimos a las tentaciones del enemigo, y hacemos justamente lo opuesto de lo que Dios nos ha instruido a hacer, y luego presentamos excusas con el argumento de que no hemos tenido intenciones de hacer mal alguno, que no hemos causado daño moral alguno, ¿cuál puede ser, entonces, nuestra norma de piedad y santidad? Cristo nos ha dado indicaciones para que distingamos el carácter cristiano; nadie necesita ser engañado por las pretenciosas demandas de los hipócritas.

    No hay excusas para el flirteo.-

    No hay excusas para la búsqueda de la gratificación del enamoramiento sentimentalista; no hay excusas para frivolidades y flirteos de hombres casados con mujeres jóvenes, ni con viudas. Los hombres casados que profesan piedad deberían prestar atención a la admonición del apóstol: "Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma, manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras" (1 Ped. 2: 11, 12). ¿No prestará Ud. atención a las claras orientaciones dadas en la Palabra de Dios en relación con sus palabras, comportamiento y carácter? ¿Se excusaría Ud. de la liviandad y los actos licenciosos como si no hubiera producido daño moral alguno? ¿Continuaría con ese proceder diciendo que todo eso fue simplemente descuido de su parte? ¿No es, pues, deber de los cristianos pensar con sobriedad? Si Cristo está entronizado en el corazón, ¿será que los pensamientos fluirán alborotadamente?. . .

    Ejemplo de los antediluvianos.-

    Conocemos la historia de los antediluvianos y los habitantes de las ciudades de la llanura, cuya conducta degeneró de la liviandad y la frivolidad hasta los pecados degradantes que atrajeron la ira de Dios en la destrucción más terrible, con el fin de liberar la tierra de su influencia contaminadora. Las inclinaciones y pasiones predominaron sobre la razón. El yo era el dios de ellos, y el conocimiento del Dios Altísimo fue casi borrado a causa de la complacencia egoísta de las pasiones corruptas.- Carta 84, 1888.

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